miércoles, 14 de abril de 2010

Comunicado sobre la entrevista a Pepe Blanco.(Fe-Lafalange)

El pasado domingo 11 de abril Pepe Blanco fue entrevistado en el programa “A vivir que son dos días”, de la Cadena SER. Recibido cual emperador por unos periodistas a los que les enseñaron que ser independiente es animar a un club de futbol argentino, a Pepiño le han hecho la pelota, le han dado un buen masaje y le han untado de aceitito, que estos días está empezando a pegar el sol y se puede quemar en su balconazo sobre el mar en la isla de Arosa.

Después de dejarle un rato lucir toreo de salón y explicarnos lo bien que marcha la recuperación económica, sus cortesanas a sueldo de Prisa se han puesto ante el micro para hacerle algunas preguntas. Y lo mejor ha llegado en el turno de Isaías Lafuente, a quien haremos el honor de presentar algo más detalladamente.

El quiero y no puedo en el mundo de los medios se hace carne en este señor, aspirante a líder mediático y creador de opinión, que sin embargo ha tenido que vivir siempre a la sombra de las estrellas. El tope de su carrera lo alcanzó siendo subdirector de “Hoy por hoy”, el matinal de la SER en la era de Gabilondo. Francino le echo por la puerta de atrás, licenciado con deshonor pagando el pato de las primeras bajadas de audiencia, y desde su despido el espacio se recuperó. Así, el tipo acabó pareciéndose a su propio peinado a lo Anasagasti: hay frustraciones que no se pueden ocultar.

El pobre Isaías, que suele culpar de todo a Franco, a La Falange y al hombre del saco no ha perdido hoy su ocasión. Amén de acusarnos de crímenes horrendos (lo cual es punible penalmente, pero no tenemos tiempo para él), y a cuento del logro judicial que supone la querella presentada por FE-JONS y que dará con el trasero del prevaricador Garzón en el banquillo de los acusados como un ratero cualquiera, Isaías le ha preguntado a Pepiño Blanco si nuestro movimiento no debía estar ilegalizado ya.

La respuesta de Pepiño ha sido antológica: “yo me lo pregunto también todos los días”.

A nosotros nos da igual porque no nos van a callar ni debajo del agua. Sabemos hace tiempo que esta democracia es mentira. Los periodistas incluso señalan objetivos a batir a sus políticos. Seríamos estúpidos si pidiésemos la homologación democrática en la SER (la cadena de los suicidas de quita y pon y las algaradas en jornada de reflexión) o en el PSOE (el partido de la cheka de Ferraz)

Que hagan con nosotros lo que quieran o puedan porque vamos a seguir adelante, diciendo todas esas verdades que les molestan y que son la razón de tanto odio contra nosotros. Estamos y estaremos en la primera plana de la vida pública y del debate político le pese a quien le pese y de la forma que sea.

Pero el problema de Garzón no son los falangistas. A las “starlet” las acaban deslumbrando los focos y la caída es peor cuanto más alta. Garzón ha instruido mal muchas causas. Por su culpa se escapó un peligroso narco turco. Además escuchó ilegalmente a los chorizos del Gürtel y estuvo a punto de invalidar el proceso.

Por si fuera poco es un golfo y las cuentas de sus conferencias y bolos no están nada claras, por lo que se volverá a sentar en el banquillo en una causa en la que, al menos que sepamos, no hay falangista alguno personado. ¿Con que distraer entonces la atención?

Si los diversos comentaristas que estos días hacen acopio de antiácidos para curarse la úlcera por tener que hablar de los falangistas se informasen, harían un favor a su juez amigo, a la verdad y al rigor profesional. Es la Ley de Amnistía de 1977 la que impide a Garzón juzgar crímenes cometidos en la Guerra civil y después. Su mala praxis jurídica al saltársela deliberadamente y además hacerlo con inquina política es lo que le ponen en esta tesitura.

Una Ley de Amnistía que paradójicamente no tenía como misión amparar al franquismo si no al contrario, a sus enemigos políticos. Permitir que algunos ancianos curasen la nostalgia volviendo del exilio habría sido bonito, pero se produjo una suelta masiva de delincuentes incluida la indignidad de tratar como “presos políticos” a asesinos sanguinarios separatistas que desde entonces han seguido matando y pactando con todos los gobiernos.

Tiene gracia por lo tanto que una raíz de la ilegitimidad de este sistema sea ahora la causa jurídica para acabar con una de sus peores ramas.

A los falangistas no corresponde la culpa, solo el acierto de señalarlo ante la justicia. Por eso de nuevo saludamos a FE-JONS por llevar adelante la iniciativa.

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